Opinión

11 años de 'Solidaridad Digital'

Imago mundi

Luis Cayo Pérez Bueno, presidente del CERMI

08/10/2012

Lo que existiendo realmente no es percibido con generalidad por carecer de presencia pertenece al orden de lo espectral. Queda relegado al rango de lo fantasmal, de la aparición episódica de cuya certeza nuestros sentidos al tiempo dudan y temen. Exagerando un poco, este podía ser el caso de la discapacidad, manifestación humana contumaz que si se juzga por su visibilidad en los medios de comunicación hasta hace no tanto, corría el albur de ser tomada por una entidad fantasmagórica, en sus dos dimensiones más usuales: que apenas alcanza la realidad y que infunde miedo.
 
Hasta la generalización de Internet y de los nuevos medios y canales de comunicación y relación surgidos a su socaire, el pertinaz debate de la presencia de la discapacidad en la prensa adquiría la nota letal que acaba con cualquier discusión intelectual: el tedio. De un lado, las personas con discapacidad y sus organizaciones representativas, lamentándose a coro de la inicuidad de los medios para con ellas; de otro, la prensa y los periodistas, reos del más alevoso de los crímenes: la inconsciencia del delito y lo que es peor aún, la ignorancia de que hubiese siquiera una víctima.
 
En esas estábamos, cuando Internet, acaso sin quererlo, vino hace ya unos años a democratizar la producción, el tráfico y el acceso a la información. Esa colectivización de los medios experimentada en las últimas décadas, que no ha hecho acepción de personas ni de grupos, ha socavado los macizos muros de la prensa al uso abriendo troneras, todavía angostas, por las que como parte del mundo ha traspasado también la discapacidad.
 
Solidaridad Digital, el diario en la red promovido y sostenido por la Fundación ONCE, que llega este 2012 a sus 11 años de vida, ha sido un ejemplo de esa porosidad creciente: la actualidad de la discapacidad -sus señales de vida- puede estar presente y constante en ese gran teatro del mundo que es Internet, que no solo refleja la realidad, sino que a la vez la determina y hasta la crea. De las múltiples enseñanzas que Solidaridad Digital ha podido ofrecer en estos años de existencia, que quedo con una que para la discapacidad organizada tiene un valor expansivo, a saber: que frente a la queja y la lamentación intransitivas, vecinas de la región de lo inerte, está la afirmación creativa, la que cambia aquello que nos disgusta y pone donde no hay.
 
Como en tantos otros órdenes de la vida, y subrayo este último término, a las personas con discapacidad se nos está emplazando a colaborar en la gran obra del mundo, somos cooperadores necesarios de una nueva realidad que no solo nos tendrá presentes, sino de la que también seremos autores.   

Artículo publciado en el diario "Solidaridad digital" con motivo de su 11º aniversario